Limpieza emocional

             Nuestra actual percepción egoica de la realidad ha creado un mundo, personal y colectivo, donde la separación de las formas genera la necesidad de poseerlas o el rechazo por peligrosas, es decir, conductas reactivas de apego o rechazo.

            Para poder atravesar este campo emocional tóxico en nuestro viaje de regreso al origen, al SER, al silencio y la quietud, es preciso aligerarnos de ese auténtico lastre en nuestra búsqueda de una percepción más unitiva y respetuosa con la diversidad de las formas, menos o nada hostil. Buscamos dar respuesta a las situaciones de la vida sin reacciones emocionales que provienen de una inmadura experiencia emocional, prácticamente anclada y paralizada en nuestros primeros 7 años.

             Para realizar esta tarea contamos con el denominado proceso de LIMPIEZA EMOCIONAL. Desde la 2ª sesión hasta la 6ª, profundizaremos en esta limpieza emocional en 4 fases:
            1ª. Despedir al mensajero. Las personas o circunstancias que activan nuestros patrones emocionales tóxicos no son los responsables de nuestra rabia, tristeza o miedo. Ellos sólo vienen para hacernos conscientes de nuestra inmadurez emocional para que podamos sanar nuestras emociones.
            2º Captar el mensaje. Es preciso interiorizar nuestros estados emocionales en lugar de reflejarlos y proyectarlos en el mundo, para no retroalimentar la hostilidad, el rechazo y la irresponsabilidad en él. También en este fase, la limpieza emocional, nos hace conscientes de que ese estado emocional negativo se viene repitiendo desde hace muchos años en nuestra experiencia personal. Descubrimos a través de esa indagación, que hemos tejido una red de creencias negadoras de nuestro potencial. a través de las cuales observamos la realidad.
            3º. Sentir para sanar. El estado emocional y sus emociones es preciso sentirlas y aceptarlas como propias. Estar presentes con nuestra atención e intención compasivas permite “alquimizarlas” e integrarlas en nuestro centro de quietud y de silencio.
            4º Dejarlas pasar. Una vez ha vuelto a su quietud y paz nuestros estados internos, se deja pasar la experiencia. Lo pasado no afecta a nuestro presente, quiere esto decir que no queda rastro en la memoria.

           Una y otra vez, este proceso de limpieza emocional va haciendo cada vez más tenue ese espeso velo que obscurece y anestesia nuestra conciencia original.

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